Ideada y materializada como un espacio de convergencia para el más excelso arte local, la galería Dos Mujeres podría ser semantizada con aquellas palabras que Alfonso Pérez Sánchez, antiguo director del Museo del Prado, enunció en noviembre de 1983 en honor a su institución:
«Este espacio representa a los ojos del mundo lo más significativo de nuestra cultura y lo más brillante y perdurable de nuestro arte».
Por ello la nuestra, además, no es una galería enciclopédica donde se apilan decenas y decenas de obras de un mismo colorista, sin una curaduría eficiente ni más procesos eleccionarios que los del propio productor.
Dos Mujeres llega a la tercera villa cubana como una colección sagaz y distinguida, donde, a diferencia de lo habitual en otras pinacotecas, prima una selección estricta del talento local: artistas admirados por artistas, los cuales, a través de fundamentalmente la pintura y la fotografía, constituyen fuente de enseñanzas inagotables para las nuevas generaciones y siempre, como nos distingue, con un sello de mujer.